El Alzheimer es un trastorno neurológico progresivo que daña al cerebro reduciendo su tamaño, provocando la muerte de las células cerebrales y haciendo que la persona desarrolle múltiples problemas cognitivos y de comportamiento que afectan en gran medida su capacidad para vivir de forma independiente.
Es una de las formas más comunes de demencia y viene acompañada de un declive continuo del pensamiento, el aprendizaje, el comportamiento, la memoria y las habilidades sociales; mientras que la demencia, es un término general usado para explicar la pérdida de memoria y los problemas cognitivos.
La mayoría de pacientes que presentan esta enfermedad suelen tener 65 años o más, y la muchos de ellos, también sufren de demencia. Los pacientes mayores muestran síntomas tempranos que se intensifican a medida que la enfermedad avanza, lo que hace que la capacidad cognitiva de la persona disminuya y se vaya deteriorando con el paso del tiempo.
No se conocen las causas de esta enfermedad, pero los factores de riesgo suelen estar relacionados con la genética, el entorno ambiental, los traumatismos craneales y un estilo de vida inadecuado.
Los primeros signos de esta enfermedad apuntan a diferentes cambios en el cerebro asociados con:
- Memoria: el primer punto clave de la enfermedad. La pérdida de memoria es el primer signo que aparece haciendo que la persona olvide recuerdos, conversaciones e incluso a sus familiares.
- Pensamiento y razonamiento: dificultad para concentrarse y pensar, además de generar problemas para realizar varias tareas de forma simultánea e identificar números.
- Hacer juicios y tomar decisiones: disminución de la capacidad de razonar y tomar decisiones en situaciones cotidianas.
- Realización de tareas: disminución del sentido de la iniciativa y de la capacidad para realizar tareas de forma individual, incluidas las actividades básicas.
- Personalidad y comportamiento: cambios de humor y patrones de comportamiento, así como desarrollo de enfermedades mentales.
- Habilidades rutinarias: aunque los síntomas empeoren, algunas habilidades se conservan durante más tiempo. En la mayoría de casos, estas se ven afectadas más adelante cuando la enfermedad avanza.
Los síntomas más drásticos del Alzheimer pueden afectar gravemente a la persona intensificando los síntomas ya existentes y produciendo otros nuevos como:
- Incapacidad de comunicación
- Pérdida de peso
- Convulsiones
- Infecciones en la piel
- Dificultad para tragar
- Gemidos, quejidos o gruñidos
- Somnolencia
- Pérdida del control de esfínteres
El Alzheimer es una enfermedad muy compleja que cambia a las personas, no sólo mentalmente, sino también su estilo de vida. Es importante entender lo que genera esta enfermedad y la mejor manera de abordarla para mejorar el bienestar del paciente, utilizando cuidados preventivos y los cambios necesarios en su estilo de vida.
Para prevenir y controlar la enfermedad de Alzheimer es importante tomar las mejores decisiones para mantener el cuerpo en un buen estado de salud, por ejemplo:
- Hacer ejercicio con frecuencia
- Llevar una dieta sana y equilibrada
- No fumar ni abusar de otras sustancias
- Mantener las interacciones sociales
- Evitar cantidades excesivas de estrés
- Hacer ejercicios de memoria
Estos son algunos hábitos que te podrán ayudar a prevenir la aparición de la demencia y la enfermedad del Alzheimer a largo plazo.
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